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Genei Ryodan ~ Episodio 7

Episodio 7: Negociación X Venganza X La cadena que sujeta

En la guarida, El grupo de Franklin sigue esperando. Hisoka juega con sus cartas y Franklin y Bonorenolf están sentados por ahí. Suena un ruido.

Franklin: Hay alguien aquí – se levanta – Averigüemos quién es.

Los tres caminan en dirección del ruido. Hisoka se adelanta un poco.

Franklin: Oye, ten cuidado.

Hisoka: No te preocupes – desaparece tras una puerta mostrándole un as de pica. Por detrás de los otros dos pasa rápidamente una silueta hacia una ventana. Al darse vuelta la ven, es Caruto Zaoldieck, que escapa lanzándose por la ventana.

Franklin: ‘Un chico’ – antes de saltar, ella los mira. Franklin y Bonorenolf se acercan a la ventana y la ven irse rápidamente – ¿Pertenece a ellos? ¿Debo perseguirlo? Mejor no. Pienso que podría ser una trampa. Mejor esperamos a los otros.

Hisoka vuelve a aparecer mostrando una carta, el as de trébol, el cambio está hecho.

 

 

Pakunoda ha llegado al aeropuerto. Su celular empieza a sonar. Contesta.

Kurapica: Hay una nave estacionada en la tercera pista. Cuando subas espera cerca de la entrada – corta.

Pakunoda se dirige a la pista 3. Hay un dirigible con la puerta abierta. Sube por las escaleras lentamente. Al llegar arriba y entrar, el dirigible cierra su puerta y empieza a sobrevolar la ciudad. La luz se prende y entra Kurapica con sus ropas habituales, llevando a Kuroro y seguido de Senritsu.

Kurapica: Déjame confirmar que hablo con la persona correcta. Te llamas Pakunoda y eres miembro del Ryodan, ¿Verdad?

Pakunoda: Claro que si – mira a Kuroro, golpeado. Él no puede hablar porque las cadenas rodean su cara. Kurapica mira a Senritsu esperando la confirmación.

Senritsu: Eso es verdad.

Kurapica mira a Pakunoda – Le daré a cada uno de uds dos condiciones. Si logran cumplirlas soltaré al líder – levanta su mano derecha y vuelve su ojos rojos. Las cadenas de su mano aparecen. Materializa la cadena de la espada del nen.

Pakunoda: ‘La cadena del nen’

Kuroro: ‘Pakunoda, descúbrelo, descúbrelo. Descubre cuál es el punto débil de este bastardo’

Kurapica: La primera condición para usted, líder: Cualquier uso del nen le queda totalmente prohibido – ‘Estoy seguro de que lo que hago está bien’, recuerda las palabras de Kuroro en el auto:”Yo no represento ningún valor como rehén” y las de Senritsu:”Lo que dice es cierto”. ‘Si les rompo la cabeza morirán y eso es lo que deseo hacer, pero de nada me servirá. Incluso si separamos la cabeza, La Araña continúa moviéndose. El líder no es indispensable, el grupo puede separarse de la cabeza dependiendo de las circunstancias. Estas personas, todas sus vidas forman La Araña. Aunque restrinja las acciones del líder, no puedo acabarlos, entonces, entonces, ¿Qué es lo que debo hacer? ¿Existe acaso otra solución? ¿Algo parecido a un milagro para resolver esta situación? Eso es lo único que les podrá salvar’ – recuerda a Gon y  Killua – ‘Sólo…un milagro…Olvídalo…’ - recuerda a Leorio en el auto:”No, Kurapica. Basta ya. Si tu lo matas, entonces yo te mataré” – ‘Si esta es la solución. Lo que debo hacer es llevarlos a la nave, sin hacerles daño. Esa debe ser la prioridad. Odiaría tener que perder a mis amigos’

Kuroro: ’Descúbrelo Pakunoda, no puede asesinar a sus amigos’

Kurapica: Y dos: Corta cualquier contacto con los otros miembros del Ryodan. Estas son las condiciones y para asegurarme de que las cumpla, le clavaré la cadena del juicio en su corazón. Lo aceptas o no. Debes decidirte ya, Pakunoda. Di algo, Pakunoda. ¿Lo aceptas?

Pakunoda: Si, lo acepto.

Kurapica: Bien - le lanza la cadena del juicio a Kuroro – Ahora es tu turno Pakunoda. Muy bien, la primera condición es: Hoy a la media noche suelta a Gon y a Killua y tráelos de regreso sin planear truco alguno. Más tarde te explicaré como lo haremos. Si no tienes objeción alguna te clavaré la cadena.

Pakunoda: Si, lo acepto.

Kurapica le lanza la cadena.

Kurapica: Oye Senritsu, si Gon y Killua están controlados por un manipulador del nen del tipo controlador, ¿Podrías percibirlo sólo escuchando los latidos de su corazón?

Senritsu: Es posible. No creo poder hacerlo con Gon, pero conocí a Killua y sé como son sus latidos normales. Puedo detectar anormalidades, pero no quiero hacerlo. Kurapica, tranquilízate.

Kurapica camina hacia Pakunoda – Acerca de la manera en que intercambiaremos los rehenes.

Senritsu: ‘Kurapica, ¿No has notado las contradicciones al interior de tu corazón? Hay un sonido disonante mezclado con los latidos de tu corazón. Sientes la contradicción en un rincón de tus ojos. Sólo pretendes que no te has dado cuenta de ello. ¿Por qué vino Pakunoda sola? Ese es el punto. Si La Araña es simplemente una organización sin corazón, este episodio de intercambiar rehenes no debería llevarse a cabo. No sé lo que hayan hecho. Apoyándome en la intensidad de tu odio, sólo me formé una vaga idea de un grupo brutal y sin corazón, pero esa mujer que está allí parada, sola, a quién miras con odio como si de tu ser sólo fluyera rencor, está parada ahí por la misma razón que tú. Hicieron reglas de hierro y el líder sólo trata de mantenerlas, pero de todos los miembros del Ryodan, Pakunoda es diferente. Por esa razón está aquí, sola, negociando el intercambio de los rehenes. Kurapica, ya debes haberte dado cuenta de ello’

Kurapica: Debes regresar a tu escondite e informarles a los otros acerca del intercambio de los rehenes. Luego, a la media noche regresarás al aeropuerto de Ring Gon, trayendo a los otros dos. Que nadie te acompañe. No les digas hacia donde te diriges, ¿Entendido?

Pakunoda: Sí, trato hecho. Regresemos al aeropuerto – se da vuelta. Kurapica la mira.

Kurapica: ¡¿Por qué no me preguntas nada?! – ella lo mira – Tú sabes muy bien quien soy, ¿Verdad? ¿No sientes ansiedad? ¿No tienes alguna objeción? ¿No crees que es un trato injusto? ¿Crees realmente que te voy a devolver al líder?

Pakunoda: Sí, si tuvieras la intención de engañarme, no te habrías tomado el trabajo de hacerme tantas preguntas. Por favor, deprisa. El tiempo es oro.

 

 

Pakunoda ha regresado al escondite de La Araña. Todos están allí. Nobunaga sigue inconciente y los niños están amarrados, sentados en el suelo.

Phinx: No así, no bajo esas condiciones. Dinos cuál es el lugar, Pakunoda. Mataremos a esos dos tontos y luego iremos por el Bastardo de la Cadena.

Machi: ¿Aún insistes?

Phinx: Insisto. Dinos cuál es el lugar, Pakunoda.

Pakunoda los mira a todos – Nunca les diré cuál es el lugar. Soy la única que puede llevar a estos dos. No me interrumpas.

Phinx: Oye – le dice molesto – Te diré exactamente qué es lo que pienso hacer, ¡¿Bien?! – da unos pasos hacia ella. Pakunoda se prepara para el ataque, pero Machi se pone delante de ella y la protege.

Machi: Es mejor que te vayas Pakunoda. No permitiré que salgan de aquí.

Feitang: ¿No lo permitirás? ¿Tratas de engañarnos?

Kurotopi también apoya a Machi y se coloca junto a ella.

Phinx: ¿Hablas en serio? No logro entenderlo, es que todos se volvieron locos aquí o qué.

Feitang: Tal vez antes de llegar aquí habían sido esposados por el Bastardo de la Cadena. Estos sujetos ya están controlados.

Machi: Eso no es cierto.

Feitang: ¡Ah! Estamos perdiendo mucho tiempo aquí. La obligaré a hablar – Machi se prepara para luchar. Gon ya no aguanta más escuchar esta discusión y les habla a todos.

Gon: ¿Realmente no pueden entenderlo? – todos lo miran – Pakunoda. Pakunoda está tratando de regresar sin decirles nada. No lo saben. Y por qué Machi está haciendo lo posible por detenerlos.

Killua: Oye, calma.

Gon: ¿Realmente piensan que los tienen controlados? La razón es que desean salvar a su líder, ¿No es cierto? Ese sentimiento de querer recuperar a un amigo ¡¿Para uds es algo difícil de explicar?!

Phinx escupe – Cierra esa boca tonto. Estás desesperado como para inventar cualquier cosa con tal de que te perdonemos la vida.

Gon se enoja y rompe las ataduras que lo mantenían prisionero y se pone de pie.

Gon: ¡No estoy tratando de salvarme!

Killua también se quita las suyas – Él no miente.

Phinx y Feitang lo miran.

Gon: Retráctate.

Phinx: Olvídalo – se acerca a Gon – Si quieres decir algo, hazlo – levanta su puño con nen – Pero te advierto que si das un paso más te romperé el cuello.

Gon le saca la lengua – Olvídalo, nunca me moveré, no lo haré.

Phinx: ¡Cómo te atreves!

Gon: Kurapica es diferente a todos uds. Incluso ahora que tiene que lidiar con el enemigo que tanto desprecia, no le dará vía libre a la pasión, permitiéndole que asesine a una persona sin misericordia. Si se los prometió, no romperá su promesa, él nunca lo hará. Pakunoda, quien conoció muy bien a Kurapica debe saberlo. Estoy muy seguro que si cumplen con lo acordado, el líder regresará a salvo.

Phinx: Oh, basta. ¡Cállate ya niño! Tengo suficiente de toda esa basura. O quizás tenga que obligarte a que tengas que cerrar tu boca amigo.

Franklin: Phinx, ya es suficiente. Deja que Pakunoda se vaya.

Phinx se da vuelta para mirar a Franklin.

Phinx: ¿Tú también? ¿Qué pasa contigo?

Franklin: Tranquilízate. Shal, dinos cuál podría llegar a ser la peor de nuestras situaciones.

Shalnark lo piensa – Em, que el Líder ya esté muerto; que Hisoka, Pakunoda, Machi, Kurotopi, Shizuku y Nobunaga estén controlados por el Bastardo de la Cadena. Entonces, nunca descubriríamos el paradero del Bastardo de la Cadena y estos dos escaparían. Eso es lo que yo creo.

Phinx: No dejaré que eso pase.

Feitang: Esos dos no pueden escapar.

Franklin: Para comenzar, uds chicos están equivocados en una cosa.

Phinx: ¿Qué dijiste?

Franklin: Lo peor que nos podría pasar es que todos estuviéramos controlados y que La Araña muriera. Comparado con eso, lo que acabas de decir no es nada, ¿O me equivoco?

Shalnark: Eso es cierto.

Franklin: Sin importar qué tanta razón tengan, uds dos están armando una tormenta en un vaso de agua. Como resultado piensen qué pasaría si el Ryodan se acaba por sus rencillas. Eso sería la peor traición para con el Líder, ¿No? Si continuamos peleando de esta manera, quizás ocurra. Enfríen sus cabezas, mejor dejen que se vaya y haga lo que quiera. Si el Líder no regresa, en ese caso matamos a los que estén siendo controlados y revivimos La Araña, ¿No les parece sencillo?

Machi: Estoy de acuerdo, si es que uds lo están. Bueno, nadie me controla y tampoco podrán matarme tan fácilmente. Estoy segura.

Suena un celular. Phinx contesta.

Phinx: ¡¿Ahora qué?!

Kurapica: Pásame a los dos rehenes – Phinx mira el teléfono con odio y se lo lanza a Gon.

Shalnark: ¡No lo rompas!

Gon: No lo haré. ¿Kurapica?

Kurapica: ¿Te encuentras bien? ¿Todos están reunidos?

Gon: Sí, todos están aquí.

Kurapica: Bien, entonces, pásame de nuevo al sujeto – Gon le lanza el celular de vuelta a Phinx.

Phinx: Cumplimos con la condición que nos pediste. Pakunoda y los dos rehenes ya están en camino – Kurapica cuelga después de escuchar las palabras de Phinx.

 

 

En la aeronave.

Kurapica: Pakunoda los traerá a los dos – les dice a Senritsu y a Leorio.

 

 

Franklin: ¿No piensas seguirla? Escucha, el Bastardo de la Cadena ya no tiene la manera de averiguar cuáles serán nuestros movimientos.

Phinx: ¡Cállate! Si trato de seguirla, uds me lo van a impedir, ¿No es verdad? Por ahora creo que me quedaré quieto – Franklin sonríe – Pero, te advierto que si el Líder no regresa, tendrás que morir, ¡lo juro!

Franklin: Bueno, como quieras.

 

 

En el camino hacia el aeropuerto, Gon y Killua caminan delante de Pakunoda.

Pakunoda: Escuchen – ellos la miran mientras caminan - ¿Por qué no escapan?

Gon: ¿De qué hablas?

Pakunoda: Probablemente uds pueden correr mucho más rápido que yo porque estoy herida. Si escapan, les perderemos el rastro y el Bastardo de la Cadena podrá matar al Lïder como es su deseo. ¿Por qué no tratan de hacerlo? ¿Son sus amigos, verdad?

Killua: Sí – ambos se detienen.

Gon: ¡Porque somos sus amigos! – ella también se detiene – Porque somos sus amigos, honestamente no queremos que Kurapica mate a nadie más.

Killua: Así que es mejor contentarse con tan sólo un intercambio – los niños siguen caminando, pero Pakunoda no avanza. Al darse cuenta, los niños también se detienen y la miran.

Gon: ¿Ahora qué pasa?

Killua: Vámonos ya, Gon.

El escuchar las palabras de los niños, sorprende a Pakunoda. Luego ella sonríe y sigue caminando.

 

 

En el aeropuerto.

Kurapica le habla a Pakunoda desde la aeronave por altavoz.

Kurapica: Sube a la aeronave estacionada allí. Ya di las instrucciones – todos están mirando por la ventana.

Senritsu: Tal como lo predije. Son tres.

Leorio: Sí.

Kurapica: Mientras no despegue no podremos saber lo que ocurrirá. Así que debemos vigilar cuidadosamente.

Leorio: Cuenta conmigo.

 

Los tres se dirigen a la aeronave, sin embargo, algo inesperado sucede. Una persona aparece tras ellos. Leorio lo ve.

Leorio: Alguien viene por allá.

Kurapica: ¡Deténganse! ¡Esperen! Hasta que lo averigüe quédense allí. Podría ser una copia. Senritsu alerta, vigila los alrededores.

Senritsu: Sí.

Leorio: Chicos, miren.

El celular de Kurapica empieza a sonar.